lunes, 25 de abril de 2016

LA TRAGEDIA DE HAMLET

¿Se ha entendido la tragedia Hamlet? ¿Se ha querido entender dónde está la tragedia de Hamlet, de dónde surge, por qué surge? ¿Se ha entendido de qué se queja Hamlet? Como bien sabemos, Hamlet se queja de la herencia de la carne, de los ultrajes, de las injurias de los opresores, de las congojas del amor desairado, de las tardanzas de la justicia; Hamlet reputa a la vida de torbellino turbulento en el que hay que soportar duras cargas, afanarse para nada, gemir, sudar, llorar. ¡Bien! ¿Algo más de qué quejarse, señor Hamlet? ¿Algo más, señor Nihilista?


¿Qué significa la frase “ser o no ser”? ¿Qué es lo que acongoja a Hamlet? La muerte, la eternidad que hay después de la muerte y de la que no podemos saber cómo es. La tragedia de Hamlet es que precisamente es el miedo a la muerte lo que nos impulsa a soportar todas las tribulaciones de esta vida, todas las aflicciones, todos los golpes, todas las vicisitudes, todos los reveses de la insultante fortuna. La tragedia de Hamlet es que este mundo es un “piélago de calamidades” que sobrellevamos por el temor al abismo funesto. Pero Hamlet estaba equivocado. Hamlet no se da cuenta de que este mundo es un “piélago de calamidades”, porque tiene miedo a la muerte. ¡Hamlet es como un gato salvaje y alocado que se persigue su propia cola!

Según Hamlet, el hombre no abandona este mundo, el hombre se aferra a su diminuta barca que naufraga en medio de un piélago de calamidades, por temor a la muerte. ¡Oh, qué “filosofía” tan digna de gatos salvajes y de ratones subterráneos!

Aquí se requiere contemplar a este mundo, a esta vida, desde la altura de un dios contemplativo, con la mirada valiente y altiva de un águila. ¿Por qué quiere suicidarse Hamlet? ¿Por qué quiere abandonar este “piélago de calamidades”? ¿De dónde surge este deseo de Hamlet de abandonar este “piélago de calamidades”? Pero la pregunta más importante es: ¿por qué para Hamlet este mundo es un “piélago de calamidades”? Justo por el temor a la muerte, Hamlet se queja de este mundo, se queja de que no puede abandonar este “piélago de calamidades”, porque tiene miedo a la muerte.


La pregunta pertinente para Hamlet sería: ¿si no tuvieras miedo a la Parca, abandonarías este mundo, este “piélago de calamidades”, te suicidarías? A buen seguro Hamlet contestaría que sí, que si no tuviera tanto miedo de morirse, si no tuviera tanto miedo a lo desconocido, se suicidaría, se escaparía de este “piélago de calamidades”.  ¡Gato estólido, nunca alcanzarás tu cola aunque la persigas toda la eternidad! Si Hamlet no tuviera miedo a la muerte, este horror intelectual a lo desconocido, este pánico a la incertidumbre, no querría abandonar este mundo, porque este mundo ya no sería un “piélago de calamidades”, sino el Jardín del Edén. Este mundo es un “valle de lágrimas”, de gemidos, de lamentos, de llorar y de rechinar los dientes para los que tienen miedo de morirse, para los que quieren conservar esta vida a toda costa, pues los que quieren conservar esta vida, la pierden... El que tenga oídos para oír, que oiga...



Dicho con otras palabras: sin el miedo de fallecer, sin la angustia intelectual a lo desconocido que está más allá de la muerte, Hamlet no querría huir de este mundo, no querría suicidarse, aun cuando no tuviera miedo de morirse, porque este mundo ya no sería un “piélago de calamidades”, sino el Jardín de las Delicias. Así pues, la tragedia de Hamlet es producida por el miedo. ¿Y de dónde surge su temor al abismo fatídico, a lo desconocido, a la incertidumbre? Él mismo nos lo dice: de la conciencia. La solución de la tragedia de Hamlet no es el suicidio, sino la aniquilación absoluta de la conciencia...

domingo, 3 de abril de 2016

¿CUÁL ES EL VERDADERO "PECADO" DE ADÁN Y EVA?

¿Cuál es el verdadero “pecado” de Adán y Eva? ¿Por qué se les recrimina tanto la supuesta pérdida del paraíso a los primeros padres? ¿Qué subyace debajo de esa fábula, debajo de las recriminaciones a los primeros padres, debajo del dogma perverso del pecado original? ¿En definitiva, qué subyace debajo del antisemitismo de los cristianos? ¿Acaso el gran “pecado” de Adán y Eva fue el de ser precisamente los primeros padres, los que dieron origen a toda la humanidad? ¿Esto es lo que les duele a los cristianos? ¿Esto es lo que los cristianos les reprochan a Adán y Eva: ser los primeros padres? ¿Esta hostilidad tan grande, tan abominable, tan atávica contra la vida es la fuente de la que brota el odio hacia los primeros padres? ¿Es el antisemitismo de los cristianos una forma absurda de desfogar ese odio contra los primeros padres, odio que se descarga en los descendientes directos de esos primeros padres que nunca existieron? ¿Es el dogma perverso del pecado original un ajuste de cuentas contra los primeros padres, es echarles toda la culpa de todos los males a los primeros padres, es echarles la culpa a los primeros padres de la muerte del predicador charlatán (léase: Jesús de Nazaret); y en consecuencia, culpar de todos los males y también de esa muerte esperpéntica: a todos los judíos? ¿El antisemitismo es resentimiento contra los primeros padres, resentimiento que se ceba en los vicarios de los primeros padres: los judíos? ¿Qué es el dogma perverso del pecado original sino la maldición sobre el origen de la humanidad? ¡Cuánto se odia haber nacido, como para maldecir con tanta saña el origen de todos los hombres!

Pero, ¿de dónde surge este dogma perverso del pecado original? ¿Qué es lo que alimenta ese resentimiento contra el origen de todos los hombres? ¿El miedo a la muerte? ¿El horror intelectual a la muerte, a la eternidad? ¿Tanto aflige al hombre la conciencia de su muerte, la certeza de que va a morir, que por ese temor se maldice el origen de la humanidad? ¿Tanto miedo a la muerte es lo que provoca que se calumnie el origen del hombre, que se busque y se encuentre a los culpables de todos los males en los primeros padres, que se quiera la venganza absurda, infinita, contra esos chivos expiatorios, que son Adán y Eva, las mujeres, los judíos? ¿Son los judíos los chivos expiatorios del resentimiento infinito hacia la vida que albergan los cristianos?

El pecado original es la mayor antítesis contra el Evangelio, el dogma del pecado original es un puñetazo en el ojo del evangelio. Creer que somos pecadores por el hecho de haber nacido, creer que la humanidad surgió por culpa de una falta, de una desobediencia, de una manzana de más o de menos, es el auténtico pecado contra el espíritu santo que le dice sí a la vida. Creer en el dogma perverso del pecado original, condición indispensable de todo cristiano, es el auténtico pecado contra la vida. Creer en el dogma perverso del pecado original es decirle no a la vida, es negar a la vida, es calumniar al Creador de todo lo visible y lo invisible...


Creer que esta vida es un infierno, juzgar que todos los hombres venimos a este mundo, a este “valle de lágrimas”, sólo para sufrir, para padecer congojas sin fin, que venimos a este mundo a llorar, a afligirnos mientras estemos vivos, creer que todos los hombres venimos a este mundo a expiar una falta ancestral, una desobediencia atávica, ¡este el auténtico pecado contra la vida! Creer en el dogma cristiano del pecado original, creer que nacemos siendo pecadores, maldecir el origen de toda la humanidad es el verdadero pecado –contra Dios...